Universidad Autónoma de Honduras, Durcy Rojas
Los profesores día a día se enfrentan a una serie de retos en el campo magisterial y en cierta medida no conocen la forma correcta de resolver los problemas de disciplina y aprendizaje de los alumnos. Es por ello que, este blog educativo, proporciona algunas herramientas para lograr los objetivos del plan de clase aplicando estrategias basadas en la psicología de Ausubel, Cardoze y Chávez Tapia.
lunes, 17 de noviembre de 2014
jueves, 13 de noviembre de 2014
Actividades lúdicas.
Si usted no encuentra la forma de que sus alumnos esten atentos a la clase puede poner en práctica estas actividades durante la clase.
La disciplina positiva
El concepto de disciplina
contrario al que he expuesto es el de la disciplina positiva que se fundamenta
en el aprendizaje del autocontrol, la aceptación razonada de las normas y
actitudes requeridas para lograr los fines del proceso de enseñanza y aprendizaje,
énfasis en los logros y la buena conducta. Utiliza más el elogio, los
incentivos, a empatía y es aplicada como parte de un programa planificado de
educación escolar. Tanner nos dice que “la disciplina debe tener como propósito
contribuir a que profesores y estudiantes alcancen las metas escolares. La
educación y la disciplina tienen un mismo fin: Ayudar al niño y al joven a
dirigir sus vidas de manera acertada. La disciplina ha de ser dinámica para
ayudar al alumno a orientar sus energías hacia la obtención de los objetivos
del aprendizaje” (L. N. Tanner: La disciplina en la enseñanza y el aprendizaje,
Interamericana, 1980). J. Roca Álvarez afirma que “la única disciplina válida
final es la autodisciplina, a la cual se llega mediante un complejo proceso de
socialización desde la edad infantil. La disciplina inductiva, es una
disciplina razonada, con diálogo y consenso entre el alumnado y el adulto, y no
la imposición por este último de normas que hay que cumplir obligatoriamente
porque el profesor lo dice” (J. C. Roca Álvarez: Convivencia escolar y medidas
para prevenir la conflictividad. Página Web del Concejo Educativo de Castilla y
León, 16 de junio de 2007).
La disciplina positiva se
caracteriza porque es:
No punitiva (No se centra en
el castigo).
Razonada (Permite analizar
situaciones, consecuencias y alternativas).
Democrática (Respetuosa de
los derechos individuales).
Formativa (Se preocupa de
los intereses del niño o joven, desarrolla la autodisciplina y la autonomía).
Justa (No abruma enfatizando
negativamente sobre conductas o cosas intrascendentes y no juzga a priori).
Favorecedora de la buena
relación entre docente y alumno, y entre docente y padres (Es bien vista por
los padres y más aceptada por los alumnos).
Acorde con los diferentes
niveles de madurez de los niños.
Saludable (No daña
emocionalmente al alumno).
Motivadora (Incentiva al
alumno a aplicarse más a sus deberes académicos y a colaborar con sus maestros
o profesores).
Permite a los docentes
desarrollar mejores habilidades en el trato con sus discentes.
La disciplina positiva se
identifica con las llamadas disciplinas inductivas y democráticas. La primeras
se han definido como “el medio, la herramienta, con la que debe contar el
educador para poder guiar y organizar el aprendizaje y al mismo tiempo es un
fin para desarrollar en el estudiante los valores y actitudes deseables, que lo
conduzcan hacia una autonomía responsable, a través de experiencias que hagan
posible el ejercicio de la razón y el dominio de sí mismo” (M. L. Tapia Chávez
y M. Felipe Cruz: La disciplina como una práctica inductiva de responsabilidad.
Dirección General de Educación Secundaria Técnica. Secretaría de Educación
Pública, México).
En relación a la disciplina
democrática, Jares la explica como aquella que “no hace uso de la exclusión, el
miedo, las amenazas, la sumisión, el silencio como norma, la competitividad y
la humillación. En un contexto de disciplina inducida, democrática o positiva
se busca la resolución de los conflictos mediante la calma, escuchar
activamente, uso de lenguaje respetuoso, la diferenciación entre el problema y
la persona, la focalización de atención en el problema, la defensa de las
posiciones respetando los sentimientos de la otra parte, saber pedir disculpas
cuando se comete una falta, la propuesta de soluciones, la búsqueda de acuerdos
y ser respetuosos con los mismos y tener espacios y tiempos para afrontar los
conflictos” (X. R. Jares: Resolución de Conflictos desde una perspectiva educativa.
www.ucetam.org/actividades/documentos/resolucion_conflictos_perspectiva_educativa.
pdf).
La hiperactividad
El niño hiperactivo es aquel
que exhibe un grado de inquietud motora mayor de lo que se espera para su edad,
física o mental, y que por lo general carece de la capacidad de mantener la
atención hacia un estímulo, lección o tarea. Otra rasgo común acompañante es el
poco control de impulsos. La hiperactividad es en muchos niños de tipo
constitucional, es decir, es una característica de la forma de ser de la
persona condicionada por su dotación genética. En otros casos puede estar
relacionada con alteraciones de la fisiología cerebral ocasionadas por
problemas durante la gestación, el parto o en los primeros años de la vida.
Síntomas de hiperactividad
son:
• Distracción y escasa
concentración.
• No acabar las tareas.
• Demorar mucho con las
tareas o el estudio.
• Olvidar dónde están los
útiles escolares.
• No seguir instrucciones.
• Atender a estímulos
insignificantes en detrimento de los importantes.
• Hablar demasiado.
• No poder esperar.
• Interrumpir
frecuentemente.
• Atropellamiento en todo lo
que se hace.
• Juegos bruscos y
violentos.
• Manipulación descuidada de
los objetos y destrucción de los mismos.
• Poca o ninguna tolerancia
a la frustración.
• Propensión a las rabietas
y a la agresión.
• La impulsividad y la
incapacidad para aprender a evaluar las situaciones interpersonales los puede
convierte en niños muy confrontadores o peleones.
Un porcentaje alto de niños
hiperactivos presentan dificultades del aprendizaje aunque en la gran mayoría
su capacidad intelectual es normal o incluso superior al promedio. Suelen ser
niños muy rechazados socialmente y por los compañeros, especialmente a medida
que van creciendo y su madurez va quedando a la saga de la de los demás. En la
familia se les reprende y castiga mucho debido a sus conductas y al rendimiento
escolar que no llega a alcanzar los niveles esperados a causa de su poca
aplicación al estudio y a su comportamiento errático en el aula. La estadística
más conservadora sitúa esta condición en un 3 a 5% de los niños.
El acoso sexual
La conducta de acoso sexual
en las escuelas tampoco es infrecuente. La protagoniza un solo estudiante o un
grupo de ellos en detrimento de una alumna o de un alumno sin la capacidad de
defenderse. Suelen también ser víctimas en este sentido estudiantes con
tendencia afeminada, con o sin su consentimiento. Puede darse como una broma
pesada en la que se acorrala a una niña para levantarle la falda o bajarla la
ropa interior; besarla a la fuerza; tocar las nalgas o sus genitales a otros alumnos
o alumnas; o intentos serios de violación dentro de un baño o en un lugar
apartado de la escuela. Contrariamente a lo que se pueda creer, pasa tanto en
la escuela secundaria como en la primaria. ¿Qué puede llevar a algunos
estudiantes a cometer este tipo de ataques a otros compañeros o compañeras? La
tendencia común es la de culpar a los medios de comunicación (televisión,
revistas y películas pornográficas), pero estos no podrían ser la causa de el
acoso sexual entre escolares si no se dan otras situaciones familiares y
personales. Estas situaciones pueden ser:
No haber desarrollado la
conciencia del respeto a los demás.
La presión de grupo,
liderizado por algún estudiante insensato.
Experiencias de abuso sexual
en niños de primaria.
Vida familiar promiscua en
barrios donde la pobreza obliga a vivir en ambientes muy reducidos, en los que
adultos y niños comparten dormitorio o camas.
Experiencias sexuales
prematuras inducidas por otros muchachos o adultos del vecindario.
Influencia de lo que se ve
en la televisión, revistas y películas pornográficas en niños o adolescentes
que cuentan entre sus antecedentes alguno de los citados más arriba.
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