Universidad Autónoma de Honduras, Durcy Rojas

Los profesores día a día se enfrentan a una serie de retos en el campo magisterial y en cierta medida no conocen la forma correcta de resolver los problemas de disciplina y aprendizaje de los alumnos. Es por ello que, este blog educativo, proporciona algunas herramientas para lograr los objetivos del plan de clase aplicando estrategias basadas en la psicología de Ausubel, Cardoze y Chávez Tapia.

jueves, 13 de noviembre de 2014

TDAH

Hiperactividad

Dicifit de atención sin hiperactividad

factores de aprendizaje

Motivación escolar

Disciplina Positiva

Actividades lúdicas.


Si usted no encuentra la forma de que sus alumnos esten atentos a la clase puede poner en práctica estas actividades durante la clase.

Cuestionario, problemas de indisciplina

Dificultades en el aprendizaje

Problemas de disciplina

Escala Beck para los alumnos

Educación para adultos

Dificultades en el aprendizaje.

La disciplina positiva




El concepto de disciplina contrario al que he expuesto es el de la disciplina positiva que se fundamenta en el aprendizaje del autocontrol, la aceptación razonada de las normas y actitudes requeridas para lograr los fines del proceso de enseñanza y aprendizaje, énfasis en los logros y la buena conducta. Utiliza más el elogio, los incentivos, a empatía y es aplicada como parte de un programa planificado de educación escolar. Tanner nos dice que “la disciplina debe tener como propósito contribuir a que profesores y estudiantes alcancen las metas escolares. La educación y la disciplina tienen un mismo fin: Ayudar al niño y al joven a dirigir sus vidas de manera acertada. La disciplina ha de ser dinámica para ayudar al alumno a orientar sus energías hacia la obtención de los objetivos del aprendizaje” (L. N. Tanner: La disciplina en la enseñanza y el aprendizaje, Interamericana, 1980). J. Roca Álvarez afirma que “la única disciplina válida final es la autodisciplina, a la cual se llega mediante un complejo proceso de socialización desde la edad infantil. La disciplina inductiva, es una disciplina razonada, con diálogo y consenso entre el alumnado y el adulto, y no la imposición por este último de normas que hay que cumplir obligatoriamente porque el profesor lo dice” (J. C. Roca Álvarez: Convivencia escolar y medidas para prevenir la conflictividad. Página Web del Concejo Educativo de Castilla y León, 16 de junio de 2007).
La disciplina positiva se caracteriza porque es:

No punitiva (No se centra en el castigo).

Razonada (Permite analizar situaciones, consecuencias y alternativas).

Democrática (Respetuosa de los derechos individuales).

Formativa (Se preocupa de los intereses del niño o joven, desarrolla la autodisciplina y la autonomía).

Justa (No abruma enfatizando negativamente sobre conductas o cosas intrascendentes y no juzga a priori).

Favorecedora de la buena relación entre docente y alumno, y entre docente y padres (Es bien vista por los padres y más aceptada por los alumnos).

Acorde con los diferentes niveles de madurez de los niños.

Saludable (No daña emocionalmente al alumno).

Motivadora (Incentiva al alumno a aplicarse más a sus deberes académicos y a colaborar con sus maestros o profesores).

Permite a los docentes desarrollar mejores habilidades en el trato con sus discentes.

La disciplina positiva se identifica con las llamadas disciplinas inductivas y democráticas. La primeras se han definido como “el medio, la herramienta, con la que debe contar el educador para poder guiar y organizar el aprendizaje y al mismo tiempo es un fin para desarrollar en el estudiante los valores y actitudes deseables, que lo conduzcan hacia una autonomía responsable, a través de experiencias que hagan posible el ejercicio de la razón y el dominio de sí mismo” (M. L. Tapia Chávez y M. Felipe Cruz: La disciplina como una práctica inductiva de responsabilidad. Dirección General de Educación Secundaria Técnica. Secretaría de Educación Pública, México).
En relación a la disciplina democrática, Jares la explica como aquella que “no hace uso de la exclusión, el miedo, las amenazas, la sumisión, el silencio como norma, la competitividad y la humillación. En un contexto de disciplina inducida, democrática o positiva se busca la resolución de los conflictos mediante la calma, escuchar activamente, uso de lenguaje respetuoso, la diferenciación entre el problema y la persona, la focalización de atención en el problema, la defensa de las posiciones respetando los sentimientos de la otra parte, saber pedir disculpas cuando se comete una falta, la propuesta de soluciones, la búsqueda de acuerdos y ser respetuosos con los mismos y tener espacios y tiempos para afrontar los conflictos” (X. R. Jares: Resolución de Conflictos desde una perspectiva educativa. www.ucetam.org/actividades/documentos/resolucion_conflictos_perspectiva_educativa. pdf).

La hiperactividad




El niño hiperactivo es aquel que exhibe un grado de inquietud motora mayor de lo que se espera para su edad, física o mental, y que por lo general carece de la capacidad de mantener la atención hacia un estímulo, lección o tarea. Otra rasgo común acompañante es el poco control de impulsos. La hiperactividad es en muchos niños de tipo constitucional, es decir, es una característica de la forma de ser de la persona condicionada por su dotación genética. En otros casos puede estar relacionada con alteraciones de la fisiología cerebral ocasionadas por problemas durante la gestación, el parto o en los primeros años de la vida.
Síntomas de hiperactividad son:
• Distracción y escasa concentración.
• No acabar las tareas.
• Demorar mucho con las tareas o el estudio.
• Olvidar dónde están los útiles escolares.
• No seguir instrucciones.
• Atender a estímulos insignificantes en detrimento de los importantes.
• Hablar demasiado.
• No poder esperar.
• Interrumpir frecuentemente.
• Atropellamiento en todo lo que se hace.
• Juegos bruscos y violentos.
• Manipulación descuidada de los objetos y destrucción de los mismos.
• Poca o ninguna tolerancia a la frustración.
• Propensión a las rabietas y a la agresión.
• La impulsividad y la incapacidad para aprender a evaluar las situaciones interpersonales los puede convierte en niños muy confrontadores o peleones.

Un porcentaje alto de niños hiperactivos presentan dificultades del aprendizaje aunque en la gran mayoría su capacidad intelectual es normal o incluso superior al promedio. Suelen ser niños muy rechazados socialmente y por los compañeros, especialmente a medida que van creciendo y su madurez va quedando a la saga de la de los demás. En la familia se les reprende y castiga mucho debido a sus conductas y al rendimiento escolar que no llega a alcanzar los niveles esperados a causa de su poca aplicación al estudio y a su comportamiento errático en el aula. La estadística más conservadora sitúa esta condición en un 3 a 5% de los niños.

El acoso sexual




La conducta de acoso sexual en las escuelas tampoco es infrecuente. La protagoniza un solo estudiante o un grupo de ellos en detrimento de una alumna o de un alumno sin la capacidad de defenderse. Suelen también ser víctimas en este sentido estudiantes con tendencia afeminada, con o sin su consentimiento. Puede darse como una broma pesada en la que se acorrala a una niña para levantarle la falda o bajarla la ropa interior; besarla a la fuerza; tocar las nalgas o sus genitales a otros alumnos o alumnas; o intentos serios de violación dentro de un baño o en un lugar apartado de la escuela. Contrariamente a lo que se pueda creer, pasa tanto en la escuela secundaria como en la primaria. ¿Qué puede llevar a algunos estudiantes a cometer este tipo de ataques a otros compañeros o compañeras? La tendencia común es la de culpar a los medios de comunicación (televisión, revistas y películas pornográficas), pero estos no podrían ser la causa de el acoso sexual entre escolares si no se dan otras situaciones familiares y personales. Estas situaciones pueden ser:
No haber desarrollado la conciencia del respeto a los demás.
 
La presión de grupo, liderizado por algún estudiante insensato.

Experiencias de abuso sexual en niños de primaria.

Vida familiar promiscua en barrios donde la pobreza obliga a vivir en ambientes muy reducidos, en los que adultos y niños comparten dormitorio o camas.

Experiencias sexuales prematuras inducidas por otros muchachos o adultos del vecindario.

Influencia de lo que se ve en la televisión, revistas y películas pornográficas en niños o adolescentes que cuentan entre sus antecedentes alguno de los citados más arriba.